Poco duró el regocijo entre quienes pretenden politizar el FC Barcelona tras el auto del Juzgado de lo Contencioso 11 de Madrid, que autorizó la exhibición de esteladas en la final de la Copa del Rey. Si bien el juez no consideraba probado que la estelada sea un objeto que incite al odio y a la violencia, también dejaba negro sobre blanco una verdad que no por muy negada en Cataluña no deja de ser de Perogrullo (deporte con mucha tradición en Cataluña): la estelada es la expresión de una ideología política.

En efecto, mientras la legislación española en materia de seguridad sólo prohíbe la exhibición de símbolos que inciten al odio y a la violencia, la normativa disciplinaria de la UEFA veta la exhibición de símbolos políticos. Casualidad o no, pocos días después el Comité de Competición de la UEFA sancionaba, por tercera vez, al FC Barcelona por la exhibición de esteladas en el Camp Nou con 150.000 euros, de los cuales 50.000 quedaban suspendidos si los hechos no se repiten en los próximos dos años. Sólo para hacerse una idea de la severidad de la sanción, 150.000 euros fue el castigo a la Federación Rusa por los incidentes causados por sus aficionados dentro del estadio al concluir el infame Rusia-Inglaterra de la pasada Eurocopa.

El FC Barcelona tuvo el descaro de argumentar que la exhibición de esteladas y los cánticos de "independencia" no constituyen manifestación política

El FC Barcelona anunció el 3 de junio mediante un comunicado recurso ante el Comité de Apelación de UEFA, el cual fue rechazado poco después, en concreto el 21 de junio. En esa ocasión, sin embargo, el nacionalbarcelonismo lo silenció. Se acaba de tener noticia de ello porque recientemente la UEFA publicó su repertorio semestral de jurisprudencia. Sorprende que el FC Barcelona no diera a conocer la desestimación tan pronto se notificó, como también que hasta hoy desconociera cuáles fueron los siguientes pasos, en particular si se había presentado recurso al TAS, agotando así la vía de la jurisdicción deportiva, como así ha sido.

En cuanto a la decisión de la UEFA, su lectura ofrece como siempre información sustanciosa. En esta ocasión, y contrariamente a lo alegado en 2015, el FC Barcelona tuvo el descaro de argumentar que la exhibición de esteladas y los cánticos de "independencia" no constituyen manifestación política. Asimismo argüía que todo ello queda protegido por la Constitución española por el cauce del derecho a la libertad de expresión. Los miembros del Comité descartaron la primera objeción remitiendo al auto del juzgado de Madrid, y además añadieron, refiriéndose a cuanto ocurrió en el partido del Bate Borisov, que "es difícil de imaginar un contexto más político que mostrar y ondear esteladas, que son a) conocidas por ser banderas pro-independencia, b) que fueron entregadas por una organización (la ANC) que promueve la independencia de Cataluña y c) que fueron ondeadas por aficionados que simultáneamente cantaban 'independencia' en el minuto 17:14, que es un hito en el movimiento independentista". Huelga cualquier comentario.

La UEFA no prohíbe que se exhiban esteladas y se coree la independencia mientras se juega al futbol. Prohíbe que se juegue a futbol mientras se exhiben esteladas y se corea la independencia, que es algo muy distinto

En lo tocante a la libertad de expresión, objeta la UEFA dos obviedades, siendo la primera que no se rige por la legislación española, sino por su propia normativa; la segunda, que de aplicar tal derecho, lo sería tal como está definido por la Constitución suiza, la cual lo configura como una defensa frente intromisiones estatales y no entre sujetos privados.

No obstante el nacionalbarcelonismo ha abierto otros flancos para blindar la exhibición de esteladas en el Camp Nou. Ya antes de la última sanción, la asociación Drets, la misma cuyo recurso causó el auto del juzgado de Madrid, había presentado una demanda contra la UEFA ante un juzgado de Barcelona en nombre de socios del FC Barcelona que consideraban violada su libertad de expresión. A falta de sentencia, conviene recordar que la UEFA, que es una asociación privada que organiza competiciones futbolísticas en las que el FC Barcelona, por cierto, participa libremente, no prohíbe que se exhiban esteladas y se coree la independencia mientras se juega al futbol. No. Lo que la UEFA prohíbe es que se juegue a futbol mientras se exhiben esteladas y se corea la independencia, que es algo muy distinto. La UEFA jamás impedirá que un martes o un miércoles a las 20:45 se reúnan 120.000 personas en el Camp Nou con esteladas cantando La Presó del Rei de França (sin letra claro, para que ningún independentista se atragante al pronunciar "España") o Els Segadors. Simplemente a futbol se jugará en otra parte. En resumen: la UEFA no quiere que se abuse del escaparate de sus competiciones para propagar reivindicaciones políticas, y está en todo su derecho. La libertad de expresión no amparará jamás la politización de un evento privado contra la voluntad de sus organizadores.

La Comisión Europea conoce la polémica y elegantemente se desentiende de ella remitiendo a la autonomía organizativa de la UEFA 

Una vez agotada la vía deportiva con la más que probable desestimación por el TAS, el litigio debería cerrarse, ya que si el FC Barcelona acudiera a la justicia ordinaria quedaría excluido de las competiciones europeas (aunque el año pasado el señor Bartomeu galleando ante la Asamblea de Socios prometió hacerlo). Por este motivo el camino iniciado por Drets da pistas sobre cómo proseguirá la defensa de las esteladas: mediante la demanda de un grupo de socios ante la jurisdicción suiza y, si cupiera, ante el Tribunal de Estrasburgo. Habrá que seguir con atención que el club no financie ni directa ni indirectamente el coste de ese proceso. En cualquier caso, tal demanda empantanaría definitivamente las relaciones entre club y UEFA, ya tocadas por unas declaraciones de la señora Monje, miembro de la Junta azulgrana, sobre la gestión económica de la UEFA, muy mal recibidas en Nyon.

Otro flanco que se abrió fue el político, mediante el anuncio a bombo y platillo de una pregunta ante la Comisión Europea por parte de cinco eurodiputados catalanes (los señores Tremosa, Terricabras, Maragall, Gambús y Urtasun, quien por lo visto quiere sobrepasar al señor Romeva y su amago de interpelación acerca del pisotón de Pepe a Messi y no sabe cómo). La pregunta causa bastante perplejidad, pues no se interroga acerca de la opinión de la Comisión sobre el asunto, sino que sólo se le pide si es consciente de él. Naturalmente la respuesta, que por cierto está disponible en internet desde finales de julio y que no ha merecido ni bombo ni platillo (el segundo silencio del nacionalbarcelonismo), no puede ser más escueta. Sí, claro, responde el Comisario Navracsics, la Comisión conoce la polémica y elegantemente se desentiende de ella remitiendo a la autonomía organizativa de la UEFA y a sus procedimientos de apelación, confirmando así el fundamento jurídico de la UEFA antes citado. Heroica defensa del F.C. Barcelona y su empeño en convertirse en un ariete del independentismo la de estos eurodiputados.

Si el señor Bartomeu y su Junta no lo impiden, estarán causando un quebranto económico al FC Barcelona. Y eso tiene un nombre: administración desleal

Cuanto antecede viene a cuento porque se reanuda la Champions en Barcelona y el señor Bartomeu tiene que decidir si quiere otra querella para su colección. Es palmario que la UEFA sancionará una nueva exhibición de esteladas, a lo sumo tras la confirmación del TAS, el cierre del Camp Nou está cada vez más cercano, y además decaerá la suspensión de los 50.000 euros. Si el señor Bartomeu y su Junta no lo impiden, estarán causando un quebranto económico al FC Barcelona. Y eso tiene un nombre: administración desleal (art. 252 del Código Penal), delito por el que cualquier socio del FC Barcelona, en defensa del patrimonio del club, se puede querellar contra él. De hecho, lo ocurrido el año pasado ante el Bate Borisov ya es suficiente para querellarse.

Y no sólo eso, adicionalmente el señor Bartomeu puede acabar viendo los partidos del FC Barcelona en algún bar de Les Corts, pues el art. 74 d), f) g) y j) de los Estatutos del club tipifica como infracción muy grave la realización de conductas que provoquen sanciones, perjuicios materiales o alteren el desarrollo de competiciones. Las sanciones abarcan desde la pérdida de la condición de socio hasta la prohibición de entrar al Camp Nou.

El señor Bartomeu sabrá lo que hace. Si se sigue apresando en una retórica radical y amparando a quienes politizan eventos deportivos contra la voluntad de sus organizadores, terminará sin margen de maniobra y perjudicando gravemente al club y a sí mismo. En su fanatización, cuando reciba su próxima sanción de la UEFA y su próxima querella tal vez reaccione parafraseando al presidente Puigdemont: "Esta es la UEFA de la que queremos escapar".