El pasado 31 de mayo acusé a la CUP en La noche en 24 horas, de RTVE, de buscar incendiar las calles y que hubiera muertos. Tengo que reconocer que mi cita no fue afortunada porque no se ajustaba a la literalidad. En ningún acto o asamblea de la CUP, Quim Arrufat, portavoz de la CUP, ha manifestado o sugerido que haya que quemar la calle, ni que sea mejor que haya muertos para internacionalizar el conflicto. Según su opinión, la CUP apuesta por la desobediencia civil, pacífica y no violenta, para conseguir un derecho democrático para el pueblo catalán como el referéndum de autodeterminación.

Y así me he manifestado tras la petición de rectificación de la CUP en el programa conducido por Víctor Arribas. Sin embargo, Quim Arrufat dijo en septiembre de 2016, en un acto conmemorativo de la Caputxinada, se mostró partidario "de hacer entrar en contradicción antidemocrática al Estado español y que tenga que recurrir a algún tipo de fuerza legal o a la fuerza bruta". En este mismo acto, Quim Arrufat afirmó que "es necesaria la convocatoria de un referéndum unilateral de independencia para demostrar las contradicciones antidemocráticas del Estado, no sólo en nuestra población sino para mostrarlas internacionalmente". Estos audios se pueden escuchar íntegros en la página web de El País y leer el artículo que en su día publicó Cristian Segura.

Arrufat se mostró partidario "de hacer entrar en contradicción antidemocrática al Estado español y que tenga que recurrir a algún tipo de fuerza legal o a la fuerza bruta"

Estas declaraciones en su formulación distan mucho de ser ghandianas como aseguran en la CUP. Y no son las únicas. En esta línea, la diputada de la CUP Anna Gabriel dijo en marzo de este año que "nuestro movimiento de liberación nacional no descarta ninguna vía para defender sus objetivos". O sea, que si no se descarta ninguna vía, no se descarta ninguna vía, lo que me parece meridianamente claro. O la alcaldesa de Berga, Montse Venturós, que anunció que en el conflicto de Cataluña habrán “hostias que parirán terror".

El señor Arrufat dice que la CUP apuesta por la desobediencia civil, pacífica y no violenta, lo que no concuerda con los peores incidentes de los últimos años en Cataluña, como Can Vies, en los que él mismo estuvo presente, o en el barrio de Gracia, incidentes en los que la CUP se mostró especialmente activa con la presencia de diputados y concejales. Y un último punto, David Fernández, exdiputado de la CUP dedica su libro Cop de CUP (Golpe de CUP) a Josep Calassanç Serra i Puig, fallecido líder de la organización terrorista Terra Lliure. O si lo prefieren, hagan un cartel acusando de "enemigos del pueblo" a todos aquellos que no pasan por el aro secesionista. Juzguen ustedes mismos.