Sin novedad. Se repite la historia. Dos años de incordio catalán y la misma solución. Dinero. Mucho dinero. Sucedió con Aznar. Sucedió con Zapatero. Sucede con Rajoy. El problema catalán lo han solucionado con dinero. ¿Cuál es el problema? Que no se soluciona. Es una prórroga. Pasamos el problema al siguiente que llegue al Gobierno. Y así un año, y otro, y el siguiente y... ¡zas! Terminó la prórroga.

Volvió Mariano a Barcelona tres días después de haber estado. ¿Otra vez viene? Se preguntaban por la Diagonal. Pues volvió. Con sorpresas, aunque no tantas. Iba con los Presupuestos. Lo que quieran les daré, llegó a murmurar, con tal de tener una legislatura tranquila. Y terminarla. Esa es la aspiración de Mariano. Quieren dinero, toma dinero. Y Cataluña será un Parque Güell. Ya casi lo parece. A cambio pide "ayuda para ganar la batalla". ¿Qué batalla Mariano? Deberías explicarte mejor.

Mariano por Barcelona y Puigdemont dando clase en Harvard comparando España con Turquía. ¡Qué contradicción! Algo falla aquí. Ofrece cuatro mil millones de euros y el president no está para recibirlos. Puede que no los quiera. ¿Alguien se lo ha preguntado? Si en septiembre declara la independencia, se supone que no quiere dinero del opresor. Normal. ¿Entonces? ¡Ah! Que el 3% o el 4% sigue estando vigente y a más de cuatro ya se le llena la boca y la cartera con los negocios que se avecinan... Ah, bueno. Aclaremos entonces el asunto. Así cualquiera. ¡Bienvenida sea la pasta! Tres años y a Mariano que le den.

Tenemos a Mariano repartiendo justicia con una mano y euros con la otra. Para que calle el independentismo. Para que Puigdemont se calle la boca y se lleve la mejor parte. De momento. ¿Solucionado el problema? El problema sigue. Sólo se pospone. Que se enfrente otro a ese toro independentista. Mariano ha escogido la solución fácil

Con el tiempo que lleva Soraya S.S. --la Triple S-- paseando por el Paseo de Gracia, ha comprobado la belleza y la maravilla de ciudad que es Barcelona. Y no puede ser. Hay que hacer obras para que se manchen las calles y se estropeen las aceras. Demasiado limpias. Y no es por la lluvia. Obras y barro. Ruido. Mucho ruido. Que está demasiado bien Barcelona. Hay que estropearla un poco. Hagamos obras. Muchas obras. Se van a enterar.

Claro que habrá que preguntarse si las demás comunidades autónomas se van a enterar también de las obras a realizar en su comunidad. Algunas desearían el ruido y el barro para sí. Mariano no dice nada. Silencio. Así hace él las cosas. Que pasen los meses en silencio y otro acontecimiento lo olvide. Vendrá la guerra del PSOE y tapará el ruido del AVE descargando el dinero en Sants. Tendrán que venir guerras de otras comunidades autónomas para que el Gobierno de Madrid que preside Mariano se entere de que no hay infraestructuras, ni AVE, ni Talgo. Ni... tren. No hay tren en la mayoría de pueblos de España. Ni autovías. O que Mariano vaya en coche como antes de ser presidente por la autovía que le lleva a Pontevedra y verá lo intransitable que está. Sendero de cabras. Necesita mantenimiento. Y los Presupuestos hace años que borraron esa partida. Mantener las infraestructuras. En toda España. Y terminar el corredor del Cantábrico, y el corredor del Atlántico, y el corredor Central, y el corredor... de galgos.

Bueno, pues ya tenemos a Mariano repartiendo justicia con una mano y euros con la otra. Para que calle el independentismo. Para que Puigdemont se calle la boca y se lleve la mejor parte. De momento. ¿Solucionado el problema? El problema sigue. Sólo se pospone. Que se enfrente otro a ese toro independentista. Mariano ha escogido la solución fácil. Y, si no, le preguntamos a Neus Munté, portavoz del Gobierno catalán: "Si alguien cree que la demanda que existe en Cataluña es un tema económico, el desconocimiento que demuestra sobre los últimos años es absoluto".  Mariano no se ha enterado y la Operación diálogo ha fracasado. Aunque lo adornen. Hay quien opina que el independentismo "está en un camino sin retorno". El problema no es económico, Mariano.