Miquel Iceta ha ganado las primarias contra pronóstico. Su liderazgo sólido estaba cuestionado, y lo estaba por sus antiguos compañeros de armas. Núria Parlon había aglutinado a su alrededor un relato ilusionante con "el cambio y el giro a la izquierda". Los medios de comunicación le habían puesto los focos y dejaban a oscuras a un Miquel Iceta que sólo había conseguido parar el golpe tras la marcha de Pere Navarro y las elecciones autonómicas.

Sin embargo, después de las primarias de este sábado parece que la militancia socialista no está dispuesta a adentrarse en nuevas aventuras y apuesta por un valor seguro. Iceta ha sido de todo en el PSC, y el PSC lo ha usado para todo. Ahora, los papeles se han invertido, y el PSC necesita a Iceta. Ha ganado las primarias y tiene su liderazgo afianzado por la legitimidad de las urnas. Tiene la obligación de liderar un nuevo PSC que abandone el pesimismo, arraigado derrota tras derrota, para convertirlo, otra vez, en un partido referente de la política catalana.

Tras las primarias de este sábado parece que la militancia socialista no está dispuesta a adentrarse en nuevas aventuras y apuesta por un valor seguro

No es tarea fácil. Primero, deberá entenderse con Parlon. El PSC no está para más luchas cainitas. Iceta debe construir una ejecutiva más ambiciosa que la actual, y tendrá que contar con una Parlon que no puede seguir haciendo dejación de responsabilidades como en estos últimos dos años, y que está obligada a aportar sus ideas para hacer ese giro a la izquierda que le permita disputar el liderazgo de la izquierda a los comunes de Colau. Por otra parte, Iceta debe poner punto y final a los debates estériles sobre el derecho a decidir.

El referéndum de Puigdemont ha puesto en evidencia que el derecho a decidir era solo una tapadera de la consulta de autodeterminación. Los socialistas deben definir su postura federalista poniéndola frente a los nacionalismos irredentos de Cataluña y España. Solo con una actitud clara sobre este tema podrá volver a abrir sus puertas a los miles de electores que se refugiaron en Ciudadanos en las pasadas autonómicas.

Iceta cumplirá 40 años de militancia socialista el próximo año. No tendrá demasiado tiempo para celebraciones porque la política catalana está más que agitada. De hecho, tampoco podrá celebrar mucho su victoria. La próxima semana tiene que resolver un complejo encaje de bolillos en el PSOE. Iceta mantiene su "no" a Rajoy, pero desde su entorno no se ve con malos ojos la vía Page, que consiste en seguir manteniendo su rechazo a un Gobierno del PP pero permitiéndolo con la abstención o la ausencia de 11 diputados. "Es una posición inteligente", dice un diputado del PSC. Sobre todo, es una posición que evitará que se rompan las costuras.