Más de 300 de los casi un millar de ayuntamientos catalanes celebraron el Día de la Constitución con una huelga a la japonesa. Pero esa práctica consistente en trabajar más para producir más y distorsionar el mercado, lejos de ser real, es una leyenda urbana porque los japoneses, cuando quieren protestar, hacen como todo el mundo: huelga convencional o huelga de celo. Del mismo modo, la protesta contra la Constitución tuvo más de leyenda urbana que de efecto real.

Ningún gran ayuntamiento abrió sus puertas y en los pequeños o medianos que lo hicieron los cargos electos independentistas que siguieron la consigna, pertenecientes a la CUP, ERC y el PDECat, se limitaron a atender durante un rato al escaso público que acudió a las oficinas. Gestiones administrativas no se pudieron efectuar porque los funcionarios no fueron a trabajar, mientras que los alcaldes y concejales trabajaban o aparentaban trabajar celebrando reuniones. Todo ello sin contar que cualquiera que viva en un pueblo o conozca la vida rural sabe que en los municipios pequeños la actividad laboral, sobre todo en el campo, no distingue entre días laborables y festivos.

De lo que se trataba era de hacer un nuevo gesto soberanista para difundirlo en las redes sociales y enmascarar la realidad

Pero eso es lo de menos porque de lo que se trataba era de hacer un nuevo gesto soberanista para difundirlo en las redes sociales y enmascarar la realidad. Esta forma de protesta se centró primero en el 12 de octubre, la fiesta nacional española, que en Cataluña nunca ha tenido gran arraigo, pero ahora se ha extendido al Día de la Constitución. Con la etiqueta #Nadaquecelebrar, el independentismo lanzó la consigna de trabajar el 6-D para denunciar los impedimentos que la Carta Magna pone, al parecer, al ejercicio de los “derechos de Cataluña”. En este saco cabe todo, hasta el punto de que el exconseller Francesc Homs publicó un tuit en el que aseguraba sin inmutarse que la Constitución “limita o impide el catalán en la escuela, poner urnas, ayudar a quien más lo necesita...”.

Es de suponer que, siguiendo la lógica de que para guardar una fiesta es preciso comulgar con el contenido que evoca, los huelguistas republicanos y laicos del 6-D fueron también a trabajar el día 8 porque, si no, habría que deducir que aceptan uno de los dogmas más incomprensibles de la Iglesia católica, el de la Inmaculada Concepción. No hay noticias, sin embargo, de ningún boicot a la Purísima.

En esta acción de protesta --la CUP la ha vendido nada menos que como el “inicio del proceso constituyente”-- sorprendió por la importancia del ayuntamiento y por la relevancia del cargo la toma de postura del primer teniente de alcalde de Barcelona. Gerardo Pisarello anunció días antes que el 6-D iría a trabajar porque “hay muy poco que celebrar” debido a que la Constitución “se ha desvirtuado” y “se han incumplido muchas garantías”. “La celebración es pura hipocresía”, concluyó.

Pisarello, que en un reciente tuit se declaró demócrata accidental o progresivo --“La democracia no es un concepto estático. Te puedes acercar o alejar según el momento histórico”, escribió el 27 de noviembre--, acostumbra a llamar la atención con sus alineamientos o sus incoherencias. En la exposición sobre el franquismo en el Born, que provocó numerosos incidentes que obligaron a retirar la estatua ecuestre de Franco decapitado, no tuvo la valentía de defender lo que el propio equipo de gobierno del ayuntamiento había organizado. Sea por mala conciencia o por ambigüedad calculada, evitó condenar el derribo de la estatua y los ataques contra la muestra. Los ataques “se pueden entender porque hay una herida abierta, la impunidad del franquismo persiste y, por tanto, las reacciones de rechazo que se han producido estos días son perfectamente comprensibles”, dijo, además de afirmar que el Gobierno del PP “en buena parte es heredero del franquismo”.

Pisarello acostumbra a llamar la atención con sus alineamientos o sus incoherencias

Esa declaración del número dos de Ada Colau daba por supuesto que las protestas habían sido protagonizadas por víctimas del franquismo, cuando, al contrario, las asociaciones de expresos políticos habían apoyado la muestra, y olvidaba que la campaña contra la exposición se había desarrollado sobre todo en ambientes independentistas.

La web de EEUU Político acaba de situar a Colau en el número cinco del ránking de las 28 personas “que están perfilando el futuro de Europa” y le otorga posibilidades de convertirse en presidenta de la Generalitat o candidata a presidenta del Gobierno. Es indudable que lo mejor de la alcaldesa de Barcelona es la imagen que proyecta, pero ¡cuánto podría mejorar ese ránking si eligiera mejor a sus colaboradores!