Porque hace 15 días no se lo creyeron. Estaban en su derecho. Los dogmas de fe son muy personales e intransferibles. “Yo lo conozco desde el 2000”, dice un veterano socialista, “y me parece un fantoche. Sigue sin gustarme”. De acuerdo. Todos de acuerdo. Pero ahí está, ha ganado. Y lo ha celebrado. ¡Vaya fiesta! Victoria regada con alcohol. Como universitarios: victoria, ligues y conatos de peleas. Fin de curso. En una discoteca pija, cerca del Bernabéu. Para ocupar el lugar del Madrid ya que él se desplaza a Cibeles, cerca del Congreso. Son las contradicciones del fútbol y la política. Se parecen. Incluso cuando gana el débil. El débil de Pedro Sánchez.

A pesar de El País --qué penita de periódico--, que se ha dedicado a triturarlo día y noche. Le ha sentado como una patada en los collons que ganara Sánchez. Y no porque les preocupe España. A Cebrián se la trae floja. No. Porque presiente que la relación entre Prisa y el PSOE toca a su fin. Fin de su influencia en el sector izquierdista de España. Dejan de ser los propietarios de la verdad de la izquierda. Ya no cuenta para nada. Adiós. Porque ¡señor, qué campaña de El País contra Pedro! ¡Qué editorial! Y todavía no han reconocido que ha ganado Pedro. ¿Se habrán enterado? Puede que no.

La abstención del PSOE que permitió a Rajoy ser presidente ha pesado demasiado. Tocó las entrañas de muchos militantes. Fue una traición. Y la rabia fue creciendo. Otro caso de corrupción, la rabia se doblaba. Otro caso más de corrupción, ¿otro? Y la rabia se multiplicaba

Pero el país, España, sí. Inexplicable. Contra pronóstico y contra los poderes. Contra la vieja guardia de Felipe y Rubalcaba. Contra parte del poder económico y financiero del Ibex 35, algunos presentes en el accionariado de El País. Contra la lógica de la política. Contra las profecías de Zapatero, ¡qué guapo estás callado! Susana te lo hubiese agradecido. Gana quien antes hundió al partido. Misterios. O no tantos. La abstención del PSOE que permitió a Rajoy ser presidente ha pesado demasiado. Tocó las entrañas de muchos militantes. Fue una traición. Y la rabia fue creciendo. Otro caso de corrupción, la rabia se doblaba. Otro caso más de corrupción, ¿otro? Y la rabia se multiplicaba. Mariano en el poder con la abstención del PSOE y con un partido mucho más corrupto de lo que se pensaba. Demasiado. La rabia se multiplicó por mil. Y miles fueron los votantes de Pedro.

Y ganó las primarias. Ahora toca el congreso del partido en junio. Medir las fuerzas de cada cual. Viejos y nuevos. Jóvenes no hay. Un partido sin juventud. ¿Futuro? La derrota ha sido grande para el aparato oficialista anclado en Madrid y Sevilla. ¿A quién llamará ahora Mariano? A Pedro ni siquiera le ha felicitado. Seguirá llamando a Fernández y Rubalcaba. Para que terminen con él otra vez, se supone. El “usted no es una persona decente” no se le ha olvidado a Mariano. Y lo de “ruin, mezquino y deleznable” tampoco a Pedro. No tendrán otro debate. Para no perderlo. Estarán pensando en ello. Lo que sí es seguro es que a Mariano se le complica su inmovilidad. Ya no pasarán más cadáveres delante de su poyo de piedra.

A Mariano se le complica su inmovilidad. Ya no pasarán más cadáveres delante de su poyo de piedra

¿Qué ocurrirá ahora? Política, cada día una cosa. ¿Unirá Pedro al partido? No hay hilo suficiente en las tiendas de la Plaza de Pontejos. ¿Y las leyes del Congreso? Sin el PSOE no hay mínimo para que el PP pueda aprobar ninguna ley. Nubarrones hay en el Congreso. Hasta los leones están incómodos. Les molesta el granizo. Puede que se cierre el circo. ¿Elecciones? Tiene mucho lodo el Manzanares. Pero si el país es ingobernable no le quedará otra opción a Mariano. Sería un castigo al PP por los interminables casos de corrupción. Pero también al país que no termina de salir de la crisis por mucho que De Guindos nos venda lo contrario.

Mariano está temblando. Pedro, eufórico. Íñigo Errejón deshoja la margarita de su futuro. Es posible que esté empezando el futuro en la política española. Y no va a ser igual que la pasada. No se le va a parecer. Atentos.