Ayer se celebraron los 38 años de la aprobación de la Inmaculada Constitución que los cupaires del Ayuntamiento de Badalona conmemoraron abriendo la Casa Gran para que entren las cuatro culebras del edificio que gobiernan, gracias a la Santa Alianza de todos contra García Albiol.

En Barcelona la celebración oficial se realizó en la Delegación del Gobierno en Cataluña presidida por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y Enric Millo, la sonrisa gerundense de Rajoy. El Govern de la Generalitat tuvo a bien enviar como embajadora plenipotenciaria a Maria Badia, la próxima directora general de Afers Exteriors del Govern de Carles Puigdemont. Ex socialista del PSC.

A Maria Badia la conocí hace diez años en Bruselas, en una visita formativa organizada por la UE para que una delegación de periodistas catalanes conocieran la cocina de las instituciones europeas que habían quedado en estado de shock, tras el rechazo de Francia un año antes (2005) a la nueva Constitución Europea que intentaba llegar a medio plazo a la consolidación de los Estados Unidos de Europa que soñaron los padres de la idea: Adenauer, Monnet, Schuman y Gasperi.

Maria Badia nos dijo que no veía a Cataluña en un futuro como un Estado independiente, y que no nos interesaba desde un punto de vista pragmático

Fueron dos intensos días de junio en Bruselas. La legación de prensa de una veintena de periodistas almorzamos la primera jornada con los tres representantes catalanes en el Parlamento Europeo: Raimon Obiols (Grupo Europeo Socialista), Alejo Vidal-Quadras (GE Popular) e Ignasi Guardans (GP Liberal), y el segundo día con los corresponsales catalanes de la prensa destinados en Bruselas.

Entre ambos almuerzos tuvimos muchas horas de una indigestión de conferencias para que volviéramos a Barcelona con las pilas cargadas para transmitir a la opinión pública de la necesidad fortalecer la UE. Las instrucciones dadas por el presidente luso José Manuel Durao Barroso es que visitara las instituciones una delegación de todas las regiones europeas.

Nos atiborraron de charlas, una de las cuales fue a cargo de Maria Badia, que en el 2006 era miembro del comité del Parlamento Europeo de Educación y Cultura, en representación del PSOE de ZP. Me encantó la didáctica argumentación de la veterana representante catalana, y a la vuelta del viaje le dediqué una Carta del director por las atinadas cosas que nos dijo, que causaron profunda consternación a los periodistas separatas de nuestra delegación.

Maria Badia nos dijo que la UE atendía preferenteme las propuestas de los grandes Estados europeos y no de los pequeños, como las repúblicas bálticas, a no ser que sus propuestas fueran defendidas por alguno de los cuatro Estados más influyentes: España era, y es, la cuarta economía europea. Formaba parte del selecto club de los cuatro Estados del euro. Y nos puso el ejemplo que el 75% de la financiación de todas las autovias que surcan España habían sido financias por la UE en los últimos 20 años.

Badia aseguró que la UE rechazaría la independencia de Cataluña

Un periodista le preguntó sí veía a Cataluña en un futuro como un Estado independiente, y respondió que no, que si un día lo fuera su peso sería menor que el actual formando parte del Estado español, y lo comparó con las ayudas que recibían los Estados bálticos. Vamos, que no nos interesaba desde el punto pragmático. O sea, económico.

Otra cosa era el rechazo político de la UE a esa posibiidad porque provocaría un efecto dominó sobre otras regiones europeas empezando por Flandes en Belgica, la Liga Norte en Italia, los corsos y los normandos en Francia, o los escoceses en Gran Bretaña. Dijo que esa propuesta era inviable. Que Europa estaba grogui por el rechazo francés, y no iba a suicidarse con una implosión interna.

En 2006 Maria Badía no era ninguna niña, tenía 58 años. Diez años después parece que defiende lo contrario. Desconozco las claves personales que le han llevado a dar un giro copernicano a su discurso. Pero las razones pragmáticas no han cambiado en esos diez años cuando dejaron sin habla a mis colegas separatas.