El pasado domingo comenté en este mismo espacio digital que además de la exposición --que hay que ser muy pero que muy perezoso para no visitar, pues está en el mismo centro de la ciudad, en La Virreina, y es de entrada gratuita--, este año se ha estrenado una película --aunque creo que no ha llegado a Barcelona-- titulada Paula Rego: Secrets & Stories que es llana, tremenda y un documento magnífico como aproximación reveladora a la psique de un artista como la señora Rego, que hoy está muy considerado internacionalmente. Y en fin, también como aproximación a los fantasmas del sujeto creativo.

En respuesta al lector que me ha escrito interesándose por la película, diré que el director de Secretos e historias es el hijo de la misma señora Paula Rego (Lisboa, 1935). Ésta en efecto se casó con un pintor, por cierto que no carente de interés, de la escuela de Londres, Victor Willing (1928-1988), con quien llevó en Londres y en Portugal una vida típicamente atormentada y con el que tuvo tres hijos. Uno de ellos, Nick Willing, es el guionista, director y productor de cine y TV, al que su madre, alcanzada ya una edad avanzada, ha accedido a abrirle su corazón, pasando del pudor y de toda clase de dengues, y explicarle su trayectoria, el motivo por el que pintó sus cuadros y la clase de relación que tenía con su marido, o sea el padre de él, que por cierto parece que fue un tipo lleno de encanto.

El increíble y casi insoportable angst de muchos de los lienzos que vemos en La Virreina, representaciones de mujeres sufriendo solas, queda comentado en Historias y secretos. Por ejemplo, los dibujos relativos a los abortos clandestinos, tema de combate político que Rego, después de interrumpir ella misma varios embarazos, asumió como bandera.

Paula se puso activamente en busca de amantes: para “despegarse” de un amor que podía llevarle a la destrucción

Victor Willing murió de esclerosis múltiple a los 60 años. Pero ya a los 32 padeció su primer ataque al corazón. Convencida de que si se moría ella no podría sobrevivirle --tan ligada a él se sentía--, Paula se puso activamente en busca de amantes: para “despegarse” de un amor que podía llevarle a la destrucción. Que una esposa amantísima tome semejante decisión ya me parece glorioso. Pero que además una madre se lo explique a su hijo desde luego requiere cuajo…

Por cierto que en Secretos e historias Paula Rego comenta también el cuadro Los perros de Barcelona, de una época menos figurativa, que no se expone en La Virreina pero que quizá alguien recuerde de la exposición Cinco pintores de la modrernidad portuguesa, en La Pedrera, en 2004. Rego lo pintó en 1965, después de leer en la prensa que circulaban por Barcelona muchos perros callejeros y el ayuntamiento había sembrado las calles de pedazos de carne envenenada. Los bichos morían a docenas en la vía pública, entre aullidos y estertores, dando pie a las escenas que son de imaginar. Sobre aquel cuadro y sobre la manía de ciertas dictaduras por exterminar a los perros callejeros escribí un artículo.