Un avión de Turkish Airlines, sobre una convulsa Turquía, entre atentados y golpe de Estado.

Un avión de Turkish Airlines, sobre una convulsa Turquía, entre atentados y golpe de Estado.

Business

Turkish Airlines, la primera afectada por la situación de su país

La aerolínea sucumbe al terrorismo y a Erdogan y concentra las peores previsiones del sector

17 julio, 2016 14:04

Turkish Airlines es la cuarta aerolínea del mundo, con más de 300 aviones y cerca de los 300 destinos. Sus aspiraciones de replicar el modelo Emirates y Qatar para convertirse en una hub global quedan tocadas de muerte por una triple causa: el conflictio sirio y su dependencia del espacio aéreo sirio, los múltiples atentados en las zonas turísticas de Estambul y la última masacre en el aeropuerto de la ciudad, y ahora el intento fallido de golpe de Estado en el país.

Además pesa en su contra la caída del turismo internacional por considerar Turquía un destino de riesgo, con los avisos de todos los servicios exteriores activados. La aerolínea ha sufrido una caída drástica de demanda, que no reacciona ni con una bajada generalizada de precios, según explican fuentes del sector.

Adiós a las aspiraciones

Estos hechos se acumulan en plena temporada estival y el golpe de Estado fallido compromete el inicio de agosto. En la compañía ven difícil mantener las cifras de facturación y pasajeros del primer semestre. Fuentes del sector reconocen que ni el precio del barril puede mitigar esta grave situación, y la aerolínea puede sucumbir a finales de año, dejando atrás definitivamente sus planes de competir con las grandes empresas de Oriente Medio, y mantener su privilegiada posición en el top 5 de las compañías aéreas del mundo.

Varias agencias de viajes de Barcelona reconocen que cuesta colocar vuelos con Turkish a pesar de los precios, de la conveniencia y del buen servicio que prestan. “Nos sabe mal por la magnífica gente que tienen aquí en España, que es un equipo excepcional”, aseguran.

Buenas noticias para la competencia

La prioridad gubernamental con Turkish Airlines ya no era la misma con Erdogan, pero mantenía la inercia y la inversión prevista, como los pedidos en firme de seis unidades 777-300ERs y veinte 737-800s, aviones de Boeing, que tiene que recepcionar en los proximos años.

Los apuros de la compañía turca son una buena noticia para otras aerolíneas. Es el caso de la española Iberia, que ha ha iniciado los vuelos directos a Asia con Tokio y Shanghái a la cabeza, y otras como Cathay Airways, que inaugura vuelo directo a Hong Kong. También resultará favorable para Emirates y Qatar. Europa pierde un competidor importante en estos últimos años y se desvanece en los cielos la aspiración de una Turquía moderna, avanzada y occidental.