José Luis Velasco Blanco ahogó su cadena de Lloret con la compra del Selvamar (en la imagen), donde 'pinchó' la luz / CG

José Luis Velasco Blanco ahogó su cadena de Lloret con la compra del Selvamar (en la imagen), donde 'pinchó' la luz / CG

Business

El hotelero catalán que ‘pinchaba’ la luz es un agente de viajes fracasado

José Luis Velasco Blanco adquirió tres alojamientos en Girona y al cuarto se atragantó

9 septiembre, 2016 00:00

El hotelero de Lloret de Mar (Girona) que ha saltado a la luz pública por ‘puentear’ la conexión a la red eléctrica en sus cuatro alojamientos es un agente de viajes fracasado. José Luis Velasco Blanco, que ahora debe 380.000 euros a Endesa, es un intermediario turístico cuya aventura en el mundo hotelero ha naufragado.

Fuentes del sector turístico trazan la pista a Velasco Blanco: no es de ninguna de la las ‘grandes familias’ hoteleras de Lloret, no pertence al gremio ni tampoco a ninguna cadena. “Es un verso libre de la hotelería. Ha ‘pinchado’ la luz sabedor de que los apercibimientos de Endesa le permitirían sortear la temporada y hacer caja. Es indicativo de una aventura empresarial que se hunde”, explica a Crónica Global un profesional de la zona.

Agencia de viajes

Velasco dio comienzo a su carrera en el sector turístico con una agencia de viajes a mediados de los años 90. Situada en la zona de Fenals de Lloret, la mercantil, que funcionaba como negocio familiar, despegó.

“La abrió con su familia y el negocio le permitió hacer cierta caja. Con el dinero, empezó a alquilar hoteles", explica un colega del gremio.

Explotador

En esta expansión de portafolio se incluyen los hoteles Mediterranean Sand (antiguo Rex), Savoy y Sun Village, que Velasco empezó a explotar de dueños anteriores.

“Son establecimientos mediocres, en mal estado. Seguramente, la luz puenteada es el menor de los inconvenientes que sufrían los clientes”, agregan otras fuentes cercanas al empresario.

‘Pelotazo’

El año pasado, el empresario adquirió el antiguo hotel Selvamar, un vestusto alojamiento. Velasco se convirtió en el propietario desembolsando una cantidad cercana a los seis millones de euros.

Para ello acordó un contrato de leasing inmobiliario con una entidad bancaria, un modo de compra en desuso hoy en día. En aquella época, sin embargo, permitió al emprendedor adquirir el establecimiento de forma gradual.

Al frente del activo puso una sociedad pantalla, Turdora SL, y una extraña pareja de gestores: un excandidato del partido xenófobo Plataforma por Catalunya (PxC) y un exdirectivo de la fallida Caixa Manresa.

“No tenía músculo”

El entramado empresarial de Velasco, camuflado desde una oficina en la calle Josep Irla de Barcelona y una asesoría laboral externa en Girona, que actúa de apagafuegos, se tensionó.

“Tiene escasos recursos. Con un capital social de 20.000 euros, no le quedó más remedio que apalancarse con deuda. Por mucha tesorería que hiciera, la mochila financiera lo condenó”, explican fuentes cercanas a su círculo.

Caída

José Luis Velasco impagó a sus empleados desde casi el primer instante que tomó su primer hotel en propiedad. El centenar largo de trabajadores iniciaron movilizaciones y hubo capítulos esperpénticos: pagos con cheques sin fondos, piquetes en el hotel, manifestaciones por Lloret y promesas incumplidas.

“No le vimos nunca. Negociamos con su intermediario laboral, que es una persona sensata. Pero claro, su margen de maniobra estaba claro”, explica una fuente sindical.

¿Temporada y fuga?

El pasado enero y cargado con una cuantiosa deuda, el directivo inscribió a su nombre una consultora turística en Barcelona de forma subrepticia. Para ello revivió la empresa de Conrad Caussa, un antiguo subastero famoso por haber vendido la campana de Colón, y la domicilió en su cuartel general en la Ciudad Condal.

En paralelo, arrancó la temporada en Lloret como pudo, pintando el hotel la última semana y abriendo el cadenado con el que estaba cerrado.

“Buscaba hacer el verano como fuera. Lloret ha presentado ocupaciones del 100% este año. Ahora, su aventura hotelera está finiquitada. Debe 380.000 euros a Endesa y 200.000 euros en deudas y sanciones de recibos del agua al municipio. Queda por ver si se quedará en la localidad o se mudará a Barcelona para abordar su siguiente proyecto”, concluyen las mismas fuentes.