Cuatro personas en una embarcación de alquiler en la Costa Brava / CG

Cuatro personas en una embarcación de alquiler en la Costa Brava / CG

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Las barcos de alquiler en Barcelona, una actividad turística alejada de la masificación

Los españoles aprovechan el servicio para relajarse en costas cercanas, mientras los extranjeros los arriendan durante más días

20 junio, 2017 00:00

El alquiler de embarcaciones se ha convertido en el nuevo modelo turístico en Barcelona. Está de moda y es una forma de huir de la masificación que se respira en la ciudad. En datos totales, 75.000 personas lo aprovecharon en toda España en 2016.

Se suele pensar que una actividad así está ligada a captar público extranjero. Los datos de Nautal, empresa referente en el sector con sede en Castelldefels (Barcelona), reflejan que no es así. El 69% de los usuarios tiene la nacionalidad española. Los catalanes (34%) fueron quienes más surcaron los mares con un barco de arriendo, seguidos de los madrileños (20%) y de los valencianos (13%).

Según el director de operaciones de la compañía naval, Roger Llovet, en Barcelona se busca "una experiencia diferente, ver el Hotel W o las torres Mapfre desde el mar". Los más valientes "se acercan a calas de la Costa Brava", cercanas a la capital.

Los turistas, más tiempo

La preferencia entre los turistas extranjeros es reservar un barco durante más días para trayectos más largos. "Tienen ocio, alojamiento y comida durante el tiempo de alquiler", indica el director de Nautal en Barcelona, Octavi Uyà. "Parten de Barcelona y recorren la costa mediterránea, incluso llegan a Mallorca, Menorca e Ibiza", destaca. Los "alemanes, franceses e ingleses" son los que apuestan por esta actividad en la capital catalana.

La mayoría de inquilinos son primerizos. "Suelen repetir varias veces al año porque les acaba enganchando", según Uyà. Los gustos preferentes son "pasar un rato diferente en el mar con la familia y amigos". Las despedidas de soltero también son una fuente destacada de ingresos de este negocio turístico.

Para gustos, colores

Los veleros de 12 metros de eslora son las embarcaciones más solicitadas. Permiten relajarse durante el viaje: "Lo hacen más agradable". Los turistas, por su parte, prefieren las lanchas: "Aportan mayor adrenalina y una experiencia diferente para ellos".

La tendencia "es el alquiler de un día". Las personas que quieren dirigirse a otras costas lo hacen "al menos una semana". Las rentas de barcos se atribuyen a una actividad de lujo, pero el rango de precios es variable. La media es de 300 euros al día y 2.000 euros a la semana. "Son cifras engañosas, la navegación se adapta a todos los bolsillos. Cada uno gasta lo que quiere", indican desde Nautal.

Con precauciones

Otra de las leyendas que se presentan es la peligrosidad del mar. Uyà cuenta a Crónica Global que "no suele haber problemas". El 70% de los usuarios reserva sus embarcaciones sin patrón. Se les dan recomendaciones y en alguna ocasión hay sustos: "Un 99% son por pequeños golpes derivados de no saber manejar la embarcación". Sin embargo, "la meteorología es el aspecto más peligroso y que más se debe atender", indica el director de Nautal.

Desde hace tres años, con la simplificación de las titulaciones náuticas, es más sencillo gobernar un bote. Hay limitaciones: la nave no puede tener más de seis metros de eslora y está prohibido alejarse a más 3,2 kilómetros del puerto. Los inquilinos más cautos prefieren contar con un capitán a bordo para tener un viaje "tranquilo y sin preocupaciones".